La crioterapia es casi tan antigua como la humanidad y la medicina. Unos 2.500 años antes de Cristo los antiguos egipcios curaban las inflamaciones con frío. En el siglo V antes de Cristo, Hipócrates recomendaba hipotermia o bien la bajada de temperatura corporal con el fin de bajar hinchazones, hemorragias y dolores. El cirujano de las tropas de Napoleón, el barón D.J. Lorrey hacía las amputaciones de los miembros aplicando antes de las intervenciones quirúrgicas hielo o nieve.
Hace más de 100 años el sacerdote y médico naturista alemán Sebastián Kneipp (1821-1897) enfermó de una grave tuberculosis, en esos días en una biblioteca de Múnich pudo leer un texto del médico Johann Siegmud Hahn y comprendió los beneficios del agua fría presentados en su libro. Siguió los consejos terapéuticos leídos y con ayuda de otros monjes, se sumergía en el agua fría del Danubio y luego abrigaba su cuerpo. Realizaba esta operación varias veces seguidas y varios días a la semana, al poco tiempo se curó y recuperó completamente su vitalidad contra todo pronóstico médico, llegando a vivir 50 años más de lo que le pronosticaron los médicos. Demostró que las enfermedades más graves pueden ser derrotadas gracias a la estimulación de las fuerzas de autocuración.
La crioterapia sistémica se probó por primera vez en Japón, en 1978 por el doctor Toshima Yamauchi y su equipo. Resulta que en su clínica había enfermos artríticos ingresados y el día de noche vieja un paciente se escapó de la clínica para poder celebrar la noche con su familia, sin embargo, no llegó a casa ya que se perdió quedándose durante horas a la intemperie hasta el amanecer. Para mayor sorpresa al encontrarle vieron que en lugar de haber empeorado sus dolores reumáticos habían mejorado notablemente. Y fue ese hecho el que hizo pensar a Yamauchi y significó el punto de partida en la aplicación de la crioterapia sistémica, es decir a nivel general, sometiendo a ella todo el cuerpo en lugar de la local como se había hecho tradicionalmente. Con estos crio procedimientos, Yamauchi encontró que podía reducir significativamente la inflamación y el dolor que sus pacientes sentían normalmente durante la manipulación de las articulaciones, porque el rápido descenso de la temperatura de la capa exterior de la piel llevaba a una liberación inmediata de endorfinas y por lo tanto a una menor sensibilidad al dolor.
El Dr. Yamauchi informó por primera vez de su nuevo método en 1979 en el congreso de reumatología en Wiesbaden, dedicó todo su discurso a la crioterapia sistémica y a su influencia en las alteraciones en casos de enfermedades como la artritis reumatoide y también al beneficio para todo el organismo, pero su mensaje pasó desapercibido. Solamente tres reumatólogos A. Baranov (Rusia), Reinhard Fricke (Alemania) y Zdzislav Zagrobelny (Polonia) comprendieron rápidamente la lógica y la importancia clínica de esta idea. Por eso no es casualidad que en países como Rusia, Alemania y Polonia el uso de la CTS esté muy desarrollado y extendido.