Temperaturas con signo negativo y resultados con signo positivo
Kryopolar con sede en Valencia (España) empezó en el año 2011 con la investigación y desarrollo de equipos criogénicos en Rusia y Ucrania, empezando con máquinas alimentadas con electricidad y gases refrigerantes.
Posteriormente la UE puso fecha tope para la eliminación de estos gases, obligándonos a buscar otra alternativa para conseguir las temperaturas extremas que necesitábamos (-110°C. aprox.) y en el año 2020 empezamos a desarrollar nuestros nuevos equipos que ahora funcionan con electricidad y como refrigerante solo utilizamos aire (R729), con un potencial de calentamiento global 0 (GWP).
Desde nuestros inicios nuestro objetivo ha sido aplicar los grandes beneficios de la crioterapia sistémica a deportistas de alto rendimiento, amateurs y personas que busquen mejorar su bienestar.
Colaboran con nosotros un grupo de médicos naturistas encargados de buscar nuevas aplicaciones con la crioterapia sistémica.
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El ser humano es un organismo homeotermo o endodermo, es decir tiene unos mecanismos que mantienen su temperatura corporal dentro de los límites que son adecuados para él, independientemente de la temperatura ambiental.
La temperatura corporal de un adulto oscila entre los 36,5°C. y los 37,5°C. aunque la temperatura orgánica de una persona varía en condiciones normales debido a su sexo, forma de vida sedentaria o activa, ingestión y hora de toma de alimentos o líquidos, momento del día y en el caso de las mujeres dependiendo en la fase del ciclo menstrual en la que se encuentren.
Para conseguir un equilibrio de temperatura, lo que se conoce como balance o flujo calórico, el organismo efectúa en condiciones normales, pequeñas reacciones como puede ser la necesidad de cambiarnos de ropa o de forma ya fisiológica a través del sudor o de una tiritona.
El frío extremo sustrae calor del organismo, enfriándolo. Los resultados dependerán de distintos factores como son la diferencia térmica entre el frío y la piel y la rapidez con la que se aplica. Cuanto más rápido y frío, mayor efecto terapéutico, obteniéndose los mejores resultados con aplicaciones cortas. El corto tiempo de exposición no permite que se produzcan fallos en los mecanismos funcionales, pero pone en estado de alerta general a los recursos fisiológicos del organismo. La exposición al frío extremo consigue una estimulación del sistema neurohormonal e inmunológico, aumentando la síntesis endógena de sustancias que mejoran el estado de bienestar general (endorfinas) y disminuyendo la síntesis de sustancias inflamatorias y aumentando la de sustancias antiinflamatorias.
El impacto del frío extremo sobre los termorreceptores de frío de la piel estimula el hipotálamo y la hipófisis (glándula pituitaria) produciendo una poderosa liberación de hormonas.